Where there is pain there is always a message. It is easy to hear when the message is simple – “take your hand out of the fire” is not hard to interpret. Physical pain tells us that there is something wrong physically, but it also whispers, sometimes even screams, a subtler, causal message. The same goes for emotional or mental pain. Each one is a message. Sometimes there is an old pattern that is playing out and crying to be healed. Sometimes there are things going on in our lives that are demanding to be noticed and dealt with. Other times we are being reminded that the condition we are obsessed with isn’t actually the truth about who we are. In every case, ignoring the pain, pretending it’s not there or assuming we can take care of it by handling the symptoms may not bring a long-term healing. Let us acknowledge the pain and then ask it “what spiritual or causal revelation do you have for me?” Listen carefully. Something profound will emerge to guide you through the pain.
Donde hay dolor siempre hay un mensaje. Es fácil escuchar cuando el mensaje es simple, “Quita tu mano del fuego”, este no es difícil de interpretar. El dolor físico nos avisa que algo no está bien físicamente, pero también susurra, a veces suele gritar un mensaje más sutil y causal. Lo mismo pasa con el dolor emocional o mental. Cada uno es un mensaje. A veces hay un patrón viejo que se repite y que grita por ser sanado. A veces hay cosas en nuestras vidas que requieren que les pongamos atención y las arreglemos. Otras veces solo es un recordatorio de que la experiencia la cuál estamos obsesionados realmente no es la verdad de quienes somos. De cualquier forma, el ignorar el dolor, pretendiendo que no está allí, o asumir que podemos curarlo solo con los síntomas, puede que no sea una sanación a largo plazo. Reconoce el dolor y después pregúntale “Que revelación o causa espiritual tienes para mi?”. Escucha cuidadosamente. Algo profundo aparecerá para guiarte a traves del dolor.