Happiness flits through our life in bright flashes of precious moments, satisfying accomplishments, and courageous actions. Like the cardinal’s glorious color, happiness startles with its vibrancy and its absence leaves behind an ache and a longing for its beauty. Joy is more like the elusive panther, stretched high in the trees, at the edge of sight and hearing. Joy glides in the background of our lives, waiting to be coaxed into the light. Often hidden by a jungle of feelings, a mountain of tasks, and the shadows of the past, Joy lies in wait. With patience, Joy is drawn down from the trees, out of the jungle, and into our laps, where we discover that Joy is actually a purring housecat. When our hearth burns steadily with love and our home is filled with the aroma of Spirit, and our lap is steadily available as we sit with our own inner peace, Joy comes to stay. Joy is our constant companion, through whatever fills our days, steady as the purring presence in our heart.


La felicidad se desliza por nuestra vida en flashes brillantes de momentos preciosos, logros satisfactorios, y acciones valientes. Así como el color glorioso del cardinal, la alegría sobresalta su vitalidad y su ausencia deja atrás un dolor y una larga nostalgia por su belleza. La alegría es como la pantera elusiva, estirada es los árboles, al borde de la vista y el oído. La alegría se desliza en el fondo de nuestras vidas, esperando ser persuadida hacia la luz. Muchas veces escondida en la jungla de sentimientos, en una montaña de tareas, y en las sombras del pasado, la alegría espera. Con paciencia, la alegría es traída de los árboles, fuera de la jungla, y en nuestro regazo, descubriendo que la alegría es como un gato ronroneando. Cuando nuestro corazón arde constantemente con amor y nuestra casa es llena con el aroma del Espíritu, y nuestro regazo esta constantemente disponible cuando nos sentamos con nuestra paz interna; la alegría viene para quedarse. La alegría es nuestra compañía constante, a través de lo que llena nuestros días, constante como la Presencia ronroneando en nuestro corazón.